La alianza entre Parquistas de Carril y Friscos da como resultado una conserva de lujo que triunfa en el mercado: se vende hasta en Japón y hay lista de espera
Hay casos en los que abrir una lata de conserva permite hacer un viaje en el tiempo y en el espacio. Eso es lo que ocurre con los envases nacidos de la alianza de los Parquistas de Carril con la conservera Friscos de Catoira. En su interior se hallan las mejores almejas carrilexas, preparadas á mariñeira. Cualquiera que las pruebe podrá sentir, por un instante, que está en el puerto, mirando a la isla de Cortegada, un domingo de agosto. Y es que la receta seguida en la elaboración de esta conserva ha estado supervisada por el mismo maestro que desde hace años prepara la salsa que se sirve en la fiesta de exaltación de la almeja.
En este proyecto de comercialización se lleva trabajando mucho tiempo, porque los buenos platos necesitan hacerse a fuego lento. «Hemos tenido que hacer muchas pruebas», explica Antonio Vázquez, el director de márketing de Friscos. Pruebas para dar con el tamaño de almeja justa, con el proceso más adecuado para que no quede ni blanda, ni dura, sino en su justo punto. Y para que la salsa que las baña, tras el procesado, siga teniendo la textura y el sabor de la fiesta. «La investigación ha llevado su tiempo, pero ha valido la pena», sentencian desde Friscos. Los primeros envíos de las latas de almejas de los parquistas de Carril han llegado a lugares como Andalucía, Cataluña, Suiza, Alemania e incluso Japón. «Está despertando muchísimo interés y detectamos que hay mucha demanda, y eso que no hablamos de un producto barato». Y es que la lata grande, que lleva la carne correspondiente a un kilo de almejas sacado del mar, se vende en tienda a más de 50 euros.
Así que las conservas de esta línea no se encuentran en los supermercados: hay que buscarlas en tiendas gourmet, especializadas en productos de calidad. Ese era, precisamente, el objetivo perseguido por los parquistas de Carril cuando se decidieron a dar este paso. «A nosa é unha aposta pola calidade, e iso é algo que ten que notarse tamén na lata de conserva», explica el presidente de la agrupación de parquistas, José Luis Villanueva. Así que hasta la factoría de Friscos, en Catoira, se llevan las mejores piezas. Y una vez allí, se realiza un segundo cribado para garantizar que en la lata solo entra lo mejor de lo mejor. Lo excelente.
Dar con el quid de la cuestión
Si en la fábrica ha sido necesario hacer pruebas, en el mar también. «Temos que esperar ao momento xusto para sacar a ameixa que se vai procesar. Ten que ser unha ameixa que estea gorda, pero que xa teña desovado», explica Villanueva, quien asegura que ya se ha dado con el quid de la cuestión.
Los parquistas también comercializan las latas rellenas con el producto que, desde hace cientos de años, contribuye a generar riqueza en Carril. Lo hacen a través de su página web y de sus redes sociales. Y la respuesta que están obteniendo del público está resultando más que satisfactoria. «Hai interese, hai», reconoce Villanueva, cada vez más convencido de que buscar una alianza con Friscos fue una buena idea. «Ellos querían conservar la esencia de una fiesta y de un producto de máxima calidad, y eso a nosotros nos encajaba muy bien en una de nuestras líneas. Son conservas de gran calidad, que tienen una historia detrás, y que nos divierte hacer y nos motiva», explica Antonio Vázquez.
Fuente: La Voz de Galicia