Los mariscadores de a flote (rañeiros) estrenaron ayer una nueva, polémica y decepcionante campaña de libre marisqueo. Las capturas fueron tan pobres que algunos aseguran que las zonas comunes de faena “están muertas”.
Lo peor, reconocen, es que ahora no pueden buscar culpables en la Xunta, porque el libre marisqueo se gestiona desde hace unos años desde el propio sector –por una parte del mismo–, a través de la asociación Rañeiros da Ría.
Es, oficialmente, la encargada de “dar las órdenes” y planificar cada temporada, aunque ya solo cuatro cofradías la arropan, como son O Grove, Vilanova, A Illa y Cambados.
Las otras ocho, entre ellas algunas tan importantes como Carril, Rianxo, Aguiño y Ribeira, se fueron apartando poco a poco de ese colectivo. Y no solo no comparten su labor, sino que piden a la Consellería do Mar que le quite el timón.
Visto lo visto ayer, hay patrones críticos que insisten en ello. Al igual que mariscadores sin cargo alguno que se limitan a decir que “el problema de fondo no está en quién asume la gestión, sino en la desaparición del marisco y la necesidad de aplicar ambiciosos planes de regeneración”.
De lo contrario, “no hay nada que hacer”, añaden otros, ya que Os Lombos do Ulla, que antaño eran un auténtico paraíso del marisqueo, “ya no aporta nada de nada”.
Tampoco hay mucha alternativa, ya que en Cabío, que siempre fue la Cenicienta, “tampoco hay marisco”. Queda la opción de O Bohído, pero “lo poco que hay se acabará en dos semanas”, pronostican los mariscadores de a flote.
Lo dicen tras comprobar que los “raños” suben a bordo vacíos, un lance tras otro. Lo dicen, también, al ver que les resulta del todo imposible alcanzar los bajos cupos que se habían establecido.
La consecuencia son unas subastas tan pobres en las lonjas que incluso pueden tacharse de ridículas. Más aún si se comparan con los años de esplendor de esas zonas comunes, que funcionaban como una verdadera despensa invernal para los rañeiros y de las que sacaban cientos de kilos cada mañana, no decenas, como ocurre ahora.
Baste como ejemplo que ayer, en Cambados, se subastaron 157 kilos de babosa, 12 de rubia, otros tantos de carneiro, 49 de relojito, 32 de japónica y apenas 4,5 kilos de almeja fina procedentes del libre marisqueo.
Es decir, cantidades preocupantemente bajas que también se vieron en O Grove, donde solo se subastaron 7 kilos de roja, 5 de relojito, 3 de carneiro, 2 de fina, 8 de japónica y 40 de babosa.
Dicho de otro modo, que ahora se subastan en una tarde cantidades que antiguamente podría recoger un solo barco. No es de extrañar que cada vez sean menos los que se dedican al libre marisqueo.
Ayer se despacharon solo 412 barcos. Al menos, esa es la cifra que transmitieron las cofradías a la Consellería. Nada que ver con los 800, o más, que podrían abrir la campaña antes de que todo se fuera al traste.
Lo que sucede es que con Os Lombos aparentemente perdidos para siempre, solo 70 barcos fueron despachados para estrenar esa, otrora, importante zona.
La consecuencia fue que, de nuevo, la mayor parte de la flota (203 naves) puso rumbo al sobreexplotado y agonizante banco de O Bohído.
A estas embarcaciones se sumaron 43 despachadas para trabajar en Cabío, mientras que las 96 restantes que ayer estaban autorizadas se repartieron por otros bancos sin tanto nombre a los que ahora se acercan probando suerte porque en las zonas comunes de siempre “no hay nada que rascar”.
La reacciones no se han hecho esperar, y José Luis Villanueva Vicente, el patrón mayor de Carril, exclamaba al ver el “desolador panorama” que presentaban Os Lombos do Ulla: “Estamos peor que nunca”,
Se acordaba así, como tantos otros, de aquellas épocas de bonanza pasadas, cuando se decía que el berberecho llegaba hasta Padrón y se despachaban más de 600 naves al día, mientras que esta vez fueron solo 70.
“Y no todas estaban en los bancos que gestiona Rañeiros da Ría, sino que allí únicamente había una treintena, ya que los demás se fueron a zonas próximas que quedan fuera del control de esa entidad”, explicaba el carrilexo.
También indicaba que hasta las dos de la tarde hasta su lonja se habían llevado las capturas de cinco barcos que extrajeron “24 kilos de bivalvos trabajando en la zona que controla Rañeiros da Ría, mientras que otros ochos barcos que decidieron trabajar justo al lado, pero fuera de su zona de gestión, lograron 30,5 kilos de berberecho, 34 de babosa, 6 de fina y 34,5 de japónica”.
¿Qué quiere decir esto? Pues que “las zonas que están fuera de la gestión de Rañeiros están mucho mejor que las que ellos sí gestionan, aunque estén pegadas una a la otra, lo cual demuestra su ineficacia e inutilidad y resulta enormemente preocupante para todo el del sector”, sentencia José Luis Villanueva.
Fuente: Faro de Vigo