Intensifican las labores de control del principal aporte fluvial de la ría de Arousa
El río Ulla es el principal aporte fluvial de la ría de Arousa y tiene mucho que ver en la riqueza productiva de sus aguas. Además de ser una reserva natural otrora rica en especies de bivalvos como el berberecho y la almeja.
Si a esto se suma que es fuente de abastecimiento de agua potable para localidades como Vilagarcía, Catoira, Pontecesures y Valga, es fácil de entender el creciente interés por mantenerlo permanentemente monitorizado, tratando de advertir cualquier alteración o amenaza y buscar el mejor modo de garantizar la óptima calidad de sus aguas.
Es por todo ello que este cauce fluvial está siendo sometido desde hace años a diferentes planes de gestión y control, así como a estudios científicos de todo tipo, entre otros los participados por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Más recientemente se sumaba a estas acciones el programa “Tierras del Ulla”, impulsado por la empresa Cobre San Rafael, responsable de la Mina de Touro, y presentado como una red de seguimiento de la que son artífices tanto representantes del sector marisquero como instituciones públicas y destacados investigadores.
En colaboración con la Organización de Productores Parquistas de Carril (OPP-89), esta iniciativa daba ayer un nuevo paso al frente, consistente en la instalación de dos sondas que van a monitorizar permanentemente el río y su desembocadura en la ría de Arousa.
Fruto de esta labor, que en gran medida es posible gracias a la implicación en el proyecto de José Luis Villanueva, puesto que como presidente de la OPP-89 entiende que este tipo de acciones son fundamentales para velar por la calidad del medio de vida de los parquistas, van a obtenerse resultados referidos a la temperatura, pH, salinidad, conductividad y oxígeno disuelto en el agua.
Todo ello con dos aparatos de medición colocados ayer por la Estación de Biología Marina de A Graña que sirven para complementar datos como los obtenidos en julio, cuando comenzó el seguimiento de la calidad ecológica del Ulla y su estuario desde la Estación de Hidrobiología Encoro de O Con.
Esta entidad, dependiente de la Universidade de Santiago y ubicada en el embalse de Castroagudín, es la encargada de evaluar los organismos vivos que habitan el río, convertidos en un bioindicador mediante el que determinar el estado de sus aguas.
Al igual que se llevaron a cabo acciones como la limpieza y mejora ambiental del afluente Portapego, en Touro.
Lugar donde Cobre San Rafael construyó canalizaciones y una planta de tratamiento para gestionar las aguas de la antigua y polémica mina, “logrando su restauración integral y demostrando así nuestro compromiso con el medio ambiente y el uso sostenible de las aguas”, explican los responsables de la compañía.
Lo hacen cuando, como plantearon ayer en Carril, remarcan que este tipo de acciones forman parte de un “ambicioso plan integral” en el que también se incluye el estudio realizado en 2020 por científicos del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, dependiente del CSIC.
Un trabajo denominado “Ambarulla” que investigó la cuenca del río y su estuario, para concluir que la antigua mina de Touro “no tiene ninguna afección sobre la calidad de las aguas de la ría de Arousa”.
En definitiva, que en presencia de representantes de Cobre San Rafael, Parquistas de Carril e Intecmar, ayer se dejó claro que el proyecto “Tierras del Ulla” no solo está en marcha, sino que se ve reforzado.
Y todo con la misión de aprovechar este convenio de colaboración firmado entre la empresa y Parquistas de Carril para “incrementar el control ambiental del río y de los bancos marisqueros mediante campañas de muestreo y monitorización que aporten datos sobre el estado de las aguas”.
Dicho esto, hay que resaltar que las sondas colocadas ayer en el Ulla y su desembocadura sirven para medir parámetros como la temperatura y salinidad del agua.
También para medir los niveles de clorofila, lo cual está “directamente relacionado con el contenido de fitoplancton”, que es la “base de la cadena alimenticia marina” y, en consecuencia, la clave para lograr el éxito del cultivo de bivalvos.
Algo en lo que hace especial hincapié Cobre San Rafael, desde el convencimiento de que con este tipo de mediciones se conocerán más y mejor “los factores que afectan al crecimiento de la almeja y el berberecho, complementando así los numerosos controles realizados por Intecmar” y profundizando en las causas de la mortandad y/o preocupante desaparición de especies en zonas como Os Lombos do Ulla.
Algo que “preocupa a Parquistas de Carril y otras agrupaciones que vienen advirtiendo de una menor producción de los bivalvos; un fenómeno global que los expertos atribuyen, entre otros factores, al cambio climático y que está afectando a la economía de muchas familias de la ría”, explican Cobre San Rafael y la OPP-89.
Fuente: Faro de Vigo