La cofradía gastronómica creada alrededor de este bivalvo asegura, tras las tensiones con la cofradía, que no dará «nin un paso atrás» en su estrategia para promocionar su marisco; este domingo nombró a sus nuevos embajadores
Las desavenencias surgidas entre la Cofradía de Carril y la OPP de los parquistas han provocado que, este año, los actos de exaltación de la almeja que se cultiva alrededor de Cortegada se hayan partido en dos. El primer domingo de agosto, siete días antes de lo que marca la tradición, se celebró en la alameda carrilexa la multitudinaria degustación popular de este bivalvo. Organizado por el pósito, ese banquete devolvió a muchas bocas el sabor de las primeras fiestas, las que estaban, dicen, más enraizadas en el pueblo. Faltó en el menú el acto de la Orde da Ameixa do Carril, que se acaba de celebrar. Dice José Luis Villanueva, el presidente de la OPP, que fue «no momento que lle corresponde», el segundo domingo de agosto, y sin dar «nin un paso atrás» en su tarea de promocionar la almeja. La cita, eso sí, se trasladó de la alameda de Carril —abierta a voces críticas, como se vio el año pasado— al Pazo da Golpelleira.
Aunque de vez en cuando una nube cubría el sol y proporcionaba un feliz momento de sombra en el patio de esta edificación del siglo XVI, el grueso del evento se desarrolló bajo un sol de justicia. Vistiendo pesadas capas, quienes representaban a las cofradías gastronómicas hermanadas con la carrilexa aguantaban estoicamente el pulso al termómetro. El resto del público se pegó a los muros del recinto, intentando alejarse del sol. Desde allí se siguió con atención un evento en el que hubo reconocimientos para las cofradías gastronómicas visitantes y también para algunos de los parquistas que hacen posible el milagro de Carril, un lugar en el que, «en un tramo de costa de seis kilómetros lineales, se cultiva el 40% de la almeja de Galicia». El premio al Parquista Xove fue para Carlos Romero, un ingeniero industrial que «tendo moitas alternativas, elixiu con orgullo ser parquista». Como Parquista de Honra fue reconocido Santiago Fernández, el que fuera primer presidente de la Agrupación de Parquistas en una época «escura e incerta».
Esos reconocimientos al propio sector abrieron el acto, que continuó luego con el reparto de la almeja de plata, que en este caso se quedó en el Pazo da Golpelleira, y la de oro. Esta, estaba escrito ya desde el año pasado, iba a ser para los Mozos de Arousa, Borjamina, Raúl y Bruno, tres rapaces que cada tarde, desde el programa Reacción en Cadena, entran en miles de hogares de toda España y aprovechan todas las oportunidades a su alcance para promocionar Vilagarcía y, también, su producto estrella: la almeja carrilexa.
Llegaba así la hora del nombramiento de los nuevos integrantes de la Orde da Ameixa, que anda ya por los cuarenta miembros. En este caso, fueron elegidos para promocionar la almeja allá donde vayan el capitán marítimo, Juan Andrés Pérez; Milagros Señoráns, integrante de la Cofradía dos Viños das Rías Baixas, y la conselleira de Vivenda, María Martínez Allegue. Fue esta última la encargada de tomar la palabra y lo hizo para recalcar la calidad de la almeja de Carril y, sobre todo, de quienes la trabajan, a quienes puso como ejemplo de «esforzo, traballo conxunto e un coñecemento profundo do mar». Martínez Allegue, como el resto de homenajeados, recibió su capa del conselleiro Román Rodríguez, que actuó como Gran Mestre por delegación de Alfonso Rueda. Rodríguez, que también dirigió unas palabras al público, hizo hincapié en el «simbolismo» de la hermandad entre cofradías gastronómicas: «Cada uno de vosotros ama lo suyo por encima de todo, pero no por eso queréis separaros y aislaros. No renunciáis a la enorme diversidad y riqueza que tiene España. Porque sabéis que todos juntos somos más fuertes», señaló.
Sus palabras pusieron el punto y final al acto oficial y abrieron las puertas del jardín del pazo, donde se sirvieron almejas preparadas de tres maneras diferentes, haciendo paladar para la comida oficial a la que iban a asistir alrededor de un centenar de personas.
Fuente: La Voz de Galicia