
Características
Su concha está formada por dos valvas iguales, unidas por un ligamento que posibilita su apertura y cierre. Sus conchas son más frágiles que las de otras partes de la ría de Arousa, de ahí viene su alto rendimiento en carne. La coloración de sus conchas oscila entre los colores claros y azulados con tonos marrones o grises, aunque también pueden presentar manchas oscuras irregulares. Con una superficie rugosa, presenta líneas radiales en forma de retículas, y, a su vez, unas estrías de crecimiento muy marcadas (una característica distintiva con respecto a otras especies como la almeja babosa o la fina). Además, se pueden ver partes de la concha donde las líneas se cruzan entre sí formando una especie de pequeñas cuadrículas, que también son una señal distintiva de esta especie.
La lúnula, a diferencia de especies de otros lugares, es de forma más redondeada. Tanto el umbo como la lúnula presentan un ligamento externo. Las líneas que comienzan desde el primero, denominadas costillas, son pronunciadas. La zona del umbo puede presentarse en color blanco, diferenciándose del resto de la valva.
Respecto a su anatomía interna, este bivalvo también muestra rasgos distintivos en comparación con otras almejas. Por ejemplo, los sifones están unidos las tres cuartas partes de su longitud desde su zona interna. El sifón inhalante, cuya función es ingerir el agua y el alimento, cuenta en el extremo con tres hileras de tentáculos. Al igual que otros moluscos, los sifones disponen de una forma tubular y son retráctiles, pues se estiran y encogen. Realizan la función de filtración junto con las branquias.
Su sistema muscular, aparte del pie, destaca los músculos aductores, anterior y posterior, que están insertos en las valvas y se encargan de abrirlas o cerrarlas. Posee un manto que cubre las branquias y el aparato digestivo presenta una superficie rugosa, a diferencia de otras almejas, que es liso.
Desarrollo
Las características biológicas que posee favorecen su desarrollo. Se ha comprobado que en aguas cálidas de hasta 20º C o más, la almeja japónica incrementa su crecimiento aumentando su filtración, incluso hasta cuatro veces más que en su actividad normal.
De hecho, las estrías que presentan en las conchas son indicativas de la rapidez de ese crecimiento. Además, la riqueza de las aguas de los parques de cultivo de Carril estimula su crecimiento debido a la calidad de sus nutrientes.
A través de su pie musculoso en forma de hacha, la almeja japónica se va enterrando en la arena hasta unos 7 u 8 centímetros de profundidad. Dentro de los parques de cultivo debido a los cuidados que recibe de los acuicultores, tiene un comportamiento diferente de crecimiento y engorde que en su hábitat natural. El alimento lo consigue filtrando el agua del mar por una especie de sifón.
Recoge la almeja artesanal
La almeja japónica con el sello distintivo de Almeja de Carril se cría artesanalmente en los parques de cultivo de Carril en la ría de Arousa y tiene tras de sí una tradición marinera de más de 40 años en nuestro país.
Su recogida se realiza generalmente a pie -aunque también se pueden utilizar barcos de apoyo- utilizando herramientas artesanales como raños, rastros o rastrillos. Estos sirven para actuar sobre el lecho marino y sacar de él este preciado bivalvo.
El tamaño mínimo normativa vigente para la comercialización de la almeja japónica es de 35 milímetros. Dichas dimensiones están supervisadas por la organización y responden a las directrices de la Orden del 27 de julio de 2012 de la Comunidad Autónoma de Galicia. Por tanto, todos aquellos ejemplares que no lleguen a este mínimo son devueltos al mar para que continúen su proceso de desarrollo y crecimiento.
Propiedades nutricionales
Las especies distinguidas con el sello Almejas de Carril de los Parquistas de Carril destacan por sus propiedades nutricionales. A diferencia de otros bivalvos cultivados en diferentes zonas, está demostrado que cuentan con hasta un 40% menos de colesterol, al tiempo que registra un 42% más de rendimiento en carne.
Esto se debe a que se desarrollan en un entorno natural muy especial, cuyas características hacen que se diferencien en términos de calidad con respecto a especies de otras zonas.
Su carne resulta algo más dura que la de la almeja fina y la babosa y es más resistente cuando se encuentra fuera del agua, lo que alarga su vida útil. Esta última característica, supone una ventaja para el transporte. Aun así, su textura y sabor resultan inigualables.
La almeja japónica destaca por ser también rica en proteínas. Entre los nutrientes que aporta destacan el sodio, el calcio, el fósforo, el potasio y el hierro.